Con su característico sabor dulce, ácido y amargo al mismo tiempo, la toronja o el pomelo ha conquistado el mundo entero, pues en casi cualquier lugar se consume de diferentes maneras.
Originalmente esta fruta proviene de los lugares con características climáticas subtropicales. Son más grandes que las naranjas y tienen una distintiva pulpa color rosa que guarda en su composición una gran cantidad de nutrientes.
Características del pomelo
El pomelo entra en la categoría de frutos cítricos, por lo cual contiene una gran concentración de vitamina C en su interior.
Este surge como fruto del árbol del pomelo, que al igual que las naranjas o mandarinas pertenece a la familia de las rutáceas. Estos se tratan de los más grandes entre todos los cítricos.
Aunque la más popular y preferida es la fruta que pose la pulpa rosa, llamada pomelo rojo, también existe una variedad cuya pulpa es de color amarillo pálido.
El pomelo rojo debe el color de su pulpa a un pigmento vegetal llamado licopeno, el cual según algunas investigaciones puede llegar a tener muchos beneficios en el sistema cardiovascular.
Se cree que surgió espontáneamente de un cruce entre la naranja y la pampelmusa. Esta fruta fue encontrada por primera vez en el siglo XVIII en la isla de Barbados, con el pasar de los años se distribuyó a otros lugares, hasta que años más tarde se iniciaron las primeras plantaciones con fines económicos en Florida, Estados Unidos. En la actualidad el cultivo se realiza en casi todos los países que tienen climas subtropicales.
Propiedades nutricionales del pomelo
El pomelo comparte una misma sustancia con los tomates, el licopeno, la cual se encarga de brindarle su color rojo o rosa intenso. Tiene más de la mitad del requerimiento diario del organismo de vitamina C (67 mg por cada 100 gramos de fruta) y posee una buena concentración de vitaminas B1, B2, B3 y B6.
Contiene minerales como el potasio, magnesio, hierro, fosfato y calcio. Su sabor peculiar entre lo dulce, amargo y ácido se debe a una sustancia vegetal llamada naringina, la cual ha demostrado que puede interactuar con ciertos medicamentos.
El 89 % de su composición se basa en agua, además estas frutas son muy bajas en calorías, aportando solo 38 kcal y 0.5 % de grasa por cada 100 gramos que se consumen.
Beneficios del pomelo
1. Descompone el colesterol y estimula la digestión
Este es un beneficio que se debe a la acción de la naringina, pues al entrar al organismo se encarga de descomponer el colesterol y estimula la digestión de las grasas, ayudando de este modo a prevenir enfermedades cardiovasculares.
El tránsito intestinal mejora con el consumo de pomelo, su amargor hace que el jugo gástrico mejore y una buena digestión de los alimentos es el efecto que se consigue con ello.
2. Reduce el riesgo de cáncer y de enfermedades cardio vasculares
Se cree que este es uno de los beneficios que se debe gracias a la elevada presencia de licopeno en los pomelos, pues diferentes investigaciones han demostrado que la sustancia es capaz de combatir ciertos tipos de cáncer.
3. Mejora el sistema inmunológico
Aunque esta fruta no es exactamente “una bomba” de vitamina C como popularmente se cree, una unidad puede aportar hasta el 60 % de lo que nuestro organismo necesita. Esto significa que dos pomelos nos aportan más que los 100 mg recomendados por los nutricionistas.
Esta vitamina actúa directamente sobre el sistema inmune, promoviendo la producción de anticuerpos y mejorando así la eficiencia de este ante la presencia de virus, infecciones y bacterias.
4. Puede promover la regeneración del sistema nervioso central
Algunos expertos aseguran que los compuestos del pomelo pueden activar la regeneración de las células del sistema nervioso central. Esto es beneficioso porque puede significar una mejoría ante ciertas enfermedades como la epilepsia o el Alzheimer.
Contraindicaciones del pomelo
Los nutricionistas advierten sobre el consumo de pomelo o toronja que esta fruta tiene la capacidad de tener interacción con ciertos medicamentos, como los usados para controlar el colesterol, para la hipertensión, las píldoras anticonceptivas o medicamentos para el corazón.
La interacción que se produce suele variar de un medicamento a otro. En algunos casos pueden inhibir su acción sobre el organismo, es decir que no tienen el efecto que se espera; mientras que en otros casos aumentan su efecto hasta tal punto en que se convierten en tóxicos para la salud.
Esta interacción se debe a que sus componentes inhiben una enzima que se encarga de descomponer los fármacos.